Hay momentos que el creyente se enfoca solo en la obra que le toca realizar en el Señor y pierde de vista a las almas que se acercan a uno o que llegan al lugar de reunión.
El pueblo con el tiempo, va dejando de discernir las cosas, o las intenciones, o espíritus que están en las personas, y de buscar entender, en Jesús, si algo proviene de Dios o no. A esto se le suma el menospreciar o tener en poco el valor de un alma y el propósito de Dios en ella.
Tenemos que seguir usando los sentidos espirituales poniéndolos en ejercicio para discernir el bien o el mal.
Hebreos 5:13-14
13 Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño;
14 pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.
Algunos vienen a nosotros durante la obra que el Señor nos encomendó como la mujer cananea de Mateo 15:21 al 28 y Marcos 7:24 Al 30, que fue a Jesús, clamándole por sanidad para su hija.
Aquí vemos a los discípulos como le pedían al Señor que la despida, pero Él a pesar de que tenía que obedecer al Padre eterno, contestó la petición de ella. En otra oportunidad le presentaron a Jesús unos niños, pero los discípulos reprendieron a los que se los presentaron Mateo 19:13 Al 15.
Si no se discierne espiritualmente puede ocupar su lugar la indiferencia o la mala sospecha, que va acompañada de malos pensamientos y el juicio carnal, que es común en el imprudente.
Salomón viendo que era un pueblo grande el que le tocaba reinar, pidió a Dios un corazón entendido para juzgar y discernir entre lo bueno y lo malo, y el Señor le dio sabiduría y aún le dio lo que no le pidió (Y tu siervo está en medio de tu pueblo al cual tú escogiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud. Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande? Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto. 1 Reyes 3:8 Al 10).
Y en Santiago nos habla de pedir sabiduría también (Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.
Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. Santiago 1:5 Al 6).
El espiritual juzga todas las cosas a través de los sentidos espirituales y con la guía del Espíritu Santo (Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.
En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. 1 Corintios 2:14 y 15).
JUICIO:
Ejercicio del entendimiento en virtud del cual se puede discernir la realidad, inclusive el bien y el mal, y así formar una opinión en cuanto a la naturaleza real de alguna cosa o hecho, o el verdadero carácter moral de alguna persona.
Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1998.
En este tiempo final si no juzgamos espiritualmente, poniendo en ejercicio el entendimiento, podemos caer en el error. Por eso debemos discernir las revelaciones, las profecías, y no permitir que nuestro corazón se acostumbre a lo fácil y rápido y se convierta en una tierra con espinas y abrojos donde el entendimiento queda sin fruto.
(Hebreos 6:7 Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios;
6:8 pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada).
Buscar entender, en el Señor, a veces unas cosas toman más tiempo y trabajo que otras, pero si tenemos fe y esperamos su respuesta, Dios nos mostrará la verdad en su gran amor y misericordia.
(Jeremías 33:3 Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces).
Oremos, humillémosnos y dispongamos nuestro corazón para entender y que el pueblo de Dios tengamos más discernimiento, pues nuestro Señor está dispuesto a darnos estas cosas.
2 Corintios 13:14
La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.
Maximiliano Tello a 10 de Agosto de 2012.
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